viernes, 17 de diciembre de 2010

Uno de Loros

Cuando la vecina pasaba, el loro del peluquero siempre le gritaba sin piedad:- Buen día, puta! 

Hasta que un día ella no aguantó más y reclamó airadamente al peluquero, que -como modo de castigar al loro por su mala conducta- lo pintó de negro. 

Al día siguiente ella pasó por la peluquería y el loro, ahora pintado de negro, no dijo absolutamente nada. 

La mujer, triunfante, lo provocó:- Ahora estás calladito, no? 

A lo que el loro, con aire de olímpico desprecio, respondió:- Cuando estoy de smoking no hablo con putas.

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