Medios de comunicación:
A menudo se pone en duda la credibilidad, responsabilidad y seriedad de los medios de comunicación. Incluso los profesionales que trabajan en ellos escriben artículos y libros sobre la ética de la profesión, con lo que colaboran a informar abiertamente sobre el decadente estado de su imagen pública.
Podemos relacionar lo antedicho con el desarrollo, cada vez mayor, de la conciencia del público sobre la incidencia de los medios en la vida de las personas. Con los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos y la incipiente economía global, la moral se encuentra suspendida de una cuerda bastante floja. La iglesia, las instituciones, la familia y el matrimonio han perdido su arraigo en el corazón de la gente. Esto sumado a los hechos de la realidad que informa la televisión, la radio o la prensa escrita y que destruyen la sensibilidad de las personas.
Los medios de comunicación se encuentran en permanente conflicto con la obligación de transmitir la verdad y cuidar la ética, en cuya balanza debemos también tener en cuenta a los receptores de la información, que pueden descreer y desatender a lo que le ofrecen los medios, basados en la libertad de gustos y preocupaciones de cada ser humano. Incluso los mismos periodistas en su calidad de seres humanos tienen grandes influencias de los valores de la ocupación y de la sociedad, sin poder tildarlos por ello de parciales, subjetivos o tendenciosos.
El contexto social, económico y cultural es un factor ineludible a la hora de la selección de las noticias y su modo de interpretarlas. Las noticias informan puntual y regularmente: listas de crímenes y desastres que con frecuencia provocan dolor, temor, desilusión y un frustrante sentimiento de impotencia individual. El dilema aparece cuando estos acontecimientos son los de mayor relevancia en la realidad de la sociedad, y bajo qué criterios han de ser seleccionarse los hechos clasificables como “noticias”. ¿Puede entonces hablarse de parcialidad?
En mi opinión la independencia de los medios es un mito, existiendo sí diversos grados de independencia, pero estando la libertad de acción de los reporteros y editores, restringida ante presiones de los propietarios, compañeros, valores sociales y costumbres. Las noticias constituyen un reflejo de cuanto la sociedad exige, por encima de los deseos e intereses de un solo individuo. Incluso cuando hay opiniones enfrentadas solo representan intereses colectivos opuestos.
Bajo esta consideración no podemos hablar de ética de la profesión, sino que la ética, pues, debería trasladarse a la sociedad y no a su espejo.
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