viernes, 17 de diciembre de 2010

Investigación "Cartoneros"

Delimitación del eje de estudio:
Hecho histórico investigado: Surgimiento del Fenómeno Cartonero desde el fin de la década del 90´en Capital Federal y zona de influencia, como consecuencia de la implementación de políticas económicas neoliberales.
Contexto argentino político, económico y social. El entorno mundial.
Su evolución, ubicación geográfica, transformación, persecución y organización desde sus inicios hasta la actualidad.
Problemática social del sector y la persecución que sufrieron en la Ciudad de la Buenos Aires.

Espacio temporal investigado: 1.990 / 2.009.
1) Introducción:

Los "cartoneros" son uno de los fenómenos sociales más recientes en Argentina.  Están formados por un ejército de desempleados que se dedica a separar materiales reciclables de la basura, pero generan ganancias anuales por 170 millones de dólares, aunque ellos se quedan con sólo 16 por ciento.
De acuerdo con un informe del gobierno de Buenos Aires, los miles de "cartoneros" que trabajan en la ciudad ganan en conjunto alrededor de 27 millones de dólares al año por recoger papel, diarios y cartón que encuentran entre la basura que generan los hogares.
Estas ganancias son muchísimo mayores cuando el material reciclado llega por diversos caminos nuevamente al comercio, por lo cual la facturación de este trabajo aumenta y es equivalente a las ganancias de importantes empresas privadas.
Los "cartoneros" son el producto del acelerado empobrecimiento que Argentina registró en las últimas décadas, acrecentada principalmente durante los años 90.
Hace unos años los argentinos nos sorprendíamos viendo a miles de personas, muchas de ellas con estudios técnicos o universitarios, que comenzaban a dedicarse a separar materiales reciclables de entre la basura.
Solamente en Buenos Aires se estima que existen 10 mil "cartoneros", que ganan alrededor de 80 dólares por mes y es la menor “tajada” dentro del mercado del reciclaje.
El primer eslabón de la cadena es el "cartonero", pero luego le siguen los centros de acopio (donde se concentran los materiales), y luego a las grandes empresas que reciclan periódicos para fabricar papel higiénico y reprocesan el cartón.
En todo el conjunto las empresas recicladoras obtienen ganancias por 170 millones de dólares al año, lo cual sextuplica los ingresos que pueden obtener los "cartoneros",  la mayoría de los cuales trabaja en las calles junto con sus familias.


2) Definiciones etimológicas y conceptuales:

Existen muchas definiciones e ideas del significado de la palabra cartonero.
Según la Gran Enciclopedia Universal, Espasa Calpe: Perteneciente o relativo al cartón. Persona que lo trabaja. Persona que recoge y selecciona, de entre la basura, cartones u otros materiales para su venta.

Pablo Schamber es antropólogo y trabaja como investigador en la Universidad de Lanús y desde hace casi diez años se dedica a indagar sobre los cartoneros, este  fenómeno urbano que creció luego de la crisis del 2001. Es autor y compilador de una serie de artículos reunidos en el libro "Recicloscopio: una mirada sobre los recuperadores urbanos de América Latina" (2007), que editaron las universidades de Lanús y General Sarmiento. Está graduado en Misiones e hizo el doctorado en la UBA. Publicó un trabajo llamado: "De los desechos a las mercancías. Una etnografía de los cartoneros", que recorre la historia de la recolección de basura en la Ciudad de Buenos Aires y realiza una "arqueología del cirujeo" desde 1821, deteniéndose en momentos clave como la construcción de usinas para quemar la basura o el cinturón ecológico de la dictadura (actualmente es un foco de contaminación del conurbano).
En un inicio a él le llamaban la atención los cirujas en carros tirados con caballos en los márgenes de la ciudad y se preguntaba sobre sus características y respecto del entramado económico en que participan. Se sintió incómodo frente a la gran contradicción que presentaban ellos respecto de las ideas de la modernidad, que entonces era un tema en boga por la proximidad del cambio de siglo, y se planteó la hipótesis de que se trataba de una actividad que iría creciendo como refugio para los desempleados, algo que efectivamente sucedió. 
Según Schamber, tendemos a pensar que los cartoneros son una manifestación típicamente porteña, pero lo cierto es que la actividad existe en la mayoría de los centros urbanos del mundo, siempre que se den tres condiciones básicas: 1) Disponibilidad de residuos reciclables. 2) Gente dispuesta a buscarlos. 3) Una industria que los demande. Por eso puede sonar paradójico, pero en países extremadamente pobres ni siquiera existen cartoneros.

Eduardo Anguita es licenciado en Comunicación Social, es docente universitario y periodista en medios gráficos, radiales y televisivos. Es autor del libro “Cartoneros” que cuenta cómo es el modo de subsistencia del sector más pobre de la sociedad Argentina que durante mucho tiempo estuvo silenciado. Hoy es el principal oficio de las villas de Buenos Aires. Al elegir esa palabra como título, cuenta el autor que tuvo presente obras claves como "Villa miseria también es América" de Bernardo Verbitsky, quien dice que le enseñó a llamar a las cosas por su nombre y a dejar de lado los eufemismos.
“Dado que en los últimos años los cartoneros ocuparon las páginas de los diarios, primero por la criminalización de la pobreza y segundo por el fenómeno del empobrecimiento de la clase media, creo que esa palabra identifica al oficio que desde siempre llevaron adelante botelleros, cirujas o carreros”, afirma Anguita.

Verónica Paiva es Magíster en Gestión Ambiental, doctora en Ciencias Sociales, docente de FADU-UBA y es la autora del libro “Cartoneros y Cooperativas de recuperadores”, que registra una investigación que llevó adelante luego de la crisis del 2001. La socióloga estuvo en los estudios de Radio Universidad, en el programa “Lo importante es otra cosa”. Indicó que “la tarea del cartonero es centralmente familiar. El cartonero común (el que no está en cooperativa) se apoya en la familia, es en la única institución en la que cree”. Aunque viene en caída, “el valor escuela está, los cartoneros valoran que los chicos vayan a la escuela y en general asisten a la mañana y por la tarde acompañan a sus padres en la calle”, afirmó Paiva.
Ella explica también los orígenes de los recicladores que integran las cooperativas y dice que tienen “dos grandes raíces, los cartoneros que siempre lo fueron y la gente de clase media que se pauperizó, que se quedó sin trabajo y que accede a la temática del reciclaje de residuos gracias a las asambleas del 2001. En ese contexto conocen de esto y toman a la basura como opción laboral, y es ahí donde la mujer juega un rol muy importante”.
Comenta que la actividad de los cartoneros es la práctica de recolectar y revender residuos extraídos de la basura con fines de supervivencia y que es innegable que existe desde antaño en el paisaje de la ciudad de Buenos Aires.
Pero hacia mitad de la década de 1990, se registraron cambios significativos tanto en el modo de realizar la tarea como en la posición que tomó esta práctica como vía informal de recuperación de residuos. En este sentido, si bien las únicas cifras oficiales existentes hasta el momento son las elaboradas por el Gobierno de la Ciudad, se estima que sólo por la acción de los recuperadores inscriptos en el Programa de Recuperadores (PRU), reingresan semanalmente al circuito 900 toneladas de desechos, es decir, casi el 20% de lo que se arroja como desecho domiciliario. Esta es una cifra altísima y comparable con los niveles europeos, pero que se produce en condiciones de alta precariedad, aun para los recolectores que se hallan inscriptos en programas como el citado.

Según Tomas Eloy Martínez en su libro El País Cartonero, aunque la palabra cartonero es de uso ahora frecuente en Buenos Aires, refiere a la actividad de clasificar y vender cartones y papeles desechados y que se intensificó hace sólo dos o tres años, al acentuarse el desamparo. “Ahora se ven cartoneros casi por todas partes, sobre todo a partir del anochecer, en las calles del Centro, donde tienen sus depósitos a cielo abierto”, afirma.
“En 1973, cuando los precursores de los cartoneros actuales vivían a la vera de los muladares y eran llamados cirujas, Osvaldo Lamborghini publicó, dentro de su relato Sebregondi retrocede, un capítulo que describía las desventuras del "niño proletario", al que "la sociedad burguesa se complacía en torturar". Lamborghini contaba allí que en su escuela había un niño proletario de nombre Stroppani, al que la maestra llamaba "Estropeado". Los abusos y, al final, el crimen acababan con él” explica.
“Antes de que la economía del país fuera arrasada por la especulación y las bicicletas financieras, aproximadamente hace tres décadas, había muchas fábricas activas. Si bien un niño proletario era alguien que desgarraba su infancia en el trabajo, al menos formaba parte de un sistema de producción que generaba riquezas. Era vejado en la escuela, pero la escuela no estaba fuera de su alcance. En cambio, los niños cartoneros como los que vi en la calle Venezuela bajo la tormenta andan uncidos a sus carretillas desde que cae la noche hasta la mañana siguiente y la escuela se les ha vuelto una utopía. Recogen los desechos de la comunidad, lo que sobra. En vez de producir, reciclan o, como ellos dicen, recuperan”, comenta.
“Los malos tiempos han dignificado esa actividad y han creado dentro de ella redes solidarias como la que logró reunir, el 10 de este mes, tonelada y media de alimentos y ropas para distribuir en una desamparado jardín de infantes de Tucumán. "Los cartoneros no tenemos nada -dijo una de las mujeres que organizaron la gigantesca y casi imposible colecta-. Pero queremos demostrar que, cuando se quiere ayudar, se puede."
Las diferencias entre el niño proletario de Lamborghini y los niños cartoneros de comienzos de 2003 señala la distancia que va de una época en que los tiempos distaban de ser los mejores, y estos años de ahora, que son también violentos, y son peores”.
3) Antecedentes y contexto nacional y mundial:

En Marzo de 1.987, antes de los levantamientos de Semana Santa, el gobierno de Raúl Alfonsín se vio obligado a acordar con 15 de los mayores sindicatos una serie de concesiones con dirigentes. Los problemas económicos que heredó su gobierno eran enormes: inflación desatada, déficit fiscal, alto endeudamiento externo, estancamiento de actividades productivas y una fuerte concentración de la economía en pocas manos de grandes empresarios. Pero la solución de estos problemas se postergó para afianzar la democracia. Se impulsó una política de redistribución de ingresos y ampliación del mercado.
A mediados de 1.985 en medio de la hiperinflación el ministro de economía Juan Sourrouille lanzó el plan Austral, logrando estabilizar levemente la economía. El plan resultó popular y le representó al gobierno un éxito electoral en 1.985, pero el plan no incluía cambios sustanciales para avanzar en una transformación real de la economía (la crisis iniciada en la década del 70´ impulsó en el mundo una reestructuración que no se dio en nuestro país), y la situación financiera y económica angustiante continuó.
Con el tiempo regresó la inflación y los problemas entre sindicatos y empresarios. Hacia fines de 1.987 el gobierno se apoyó en grupos de empresarios poderosos para buscar soluciones al déficit fiscal. Frente al poder de las corporaciones, Alfonsín, fortaleció la civilidad. Instaló el debate sobre temas como reforma política, autoritarismo, etc. Todas las propuestas fracasaron y su partido tampoco lo respaldó. La izquierda y la derecha liberal crecieron en adeptos, y sobre todo el peronismo renovador con Antonio Cafiero, que impuso modernidad al partido. En 1.987 ganó el peronismo en las elecciones.
Los últimos 2 años del gobierno radical, entre levantamientos carapintadas y problemas económicos, sumado a los movimientos internos del peronismo por el cual Carlos Menem desplazó a Antonio Cafiero como referente del peronismo. Para enfrentar a Menem el radicalismo postuló a Angeloz.
De 1.987 a 1.989 el gobierno lanzó el plan Primavera para frenar la hiperinflación hasta las elecciones, pero tampoco funcionó porque los acreedores externos retiraron la confianza al gobierno.
En Mayo de 1.989 comenzaron las agitaciones sociales, asaltos, saqueos y una gran conmoción social. En este entorno Carlos Menen ganó las elecciones y el radicalismo adelantó el pase del ejecutivo por el gran conflicto económico y social reinante.
Menem tenía que afrontar en desafío de la crisis hiperinflacionaria con un riesgo: que se debilite su poder, pero una ventaja: aceptar las recomendaciones y “colaboraciones” de los círculos financieros internacionales. Acorde con las asesorías de Washington los errores consistían en un Estado que recaudaba poco, gastaba mucho y protegía a sectores económicos poco eficientes como el industrial. Por lo tanto la propuesta liberal del momento por parte de los organismos internacionales de la fórmula para aplicar era: abrir la economía a la competencia internacional y reducir los costos del estado. Todas estas políticas que habían sido resistidas desde 1.983.
En el ámbito internacional desde 1.989 se dieron años de importantes  transformaciones. Entre 1989 y 1991 se sucedieron: la caída del Muro de Berlín con unificación de las dos Alemanias; el estallido interno de la Unión Soviética; el término del Pacto de Varsovia y la guerra en la antigua Yugoslavia.
Estos sucesos ocasionaron varias transformaciones en el mundo:
- El fin de la guerra fría y con ella, del mundo extendido alrededor de EEUU y URSS como un mundo bipolar. De este final se erigió sólo EEUU como potencia. Estados Unidos de América obtuvo el permiso de la O.N.U. para sacar las tropas iraquíes del territorio de Kuwait, si estas no retiraban del 15 de enero de 1991. Después de ese día empezó la Guerra del Golfo, que duró desde el 16 de enero al 27 de febrero de 199, y finalizó con la rendición incondicional de Iraq.
- El nuevo camino en reivindicarse que comenzaron a recorrer tanto Japón como Alemania, que había sido alejadas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, de las decisiones políticas mundiales. Japón reevaluó su estructura militar. Alemania respaldó la retirada de las tropas de la OTAN de su territorio.
- Japón y Alemania desean ser miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y ya no encuentran razón en formar parte del "Grupo de los Siete" (líderes de las naciones más industrializadas) si no se tiene la contrapartida del poder político, a través del poder del veto, en el órgano de mayor representación política en el planeta. Pero también hubo 108 países del Movimiento No-Alineado, reunidos en Indonesia en septiembre de 1992, que manifestaron su  preocupación con el ingreso de esas naciones como miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
- Se formaron mega-bloques económicos y políticos: NAFTA (formado por Estados Unidos, Canadá y México); MERCOSUR (formado en un inicio por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, y luego Chile y ahora Venezuela). Se abrió la posibilidad de formación de nuevos mega-bloques económicos: en el sudeste asiático encabezado por Japón; en Medio Oriente Medio por la gran identificación islámica incluyendo a repúblicas islámicas a la ex-URSS entre otros: Es decir, quedaron planteadas grandes modificaciones de las relaciones internacionales.
- La O.N.U., a través del Consejo de Seguridad, comenzó a participar activamente en diversas querellas regionales con el consecuente aumento del número de tropas y el número de "Peace Keeping Forces" (Fuerzas de Mantenimiento de la Paz).
- Las sociedades del primer mundo se empezaron a negar a mandar a sus hijos a luchas en lugares de conflictos y comenzaron las misiones de paz con gran presencia de sudamericanos. En el caso de la Argentina con la presencia de los Cascos Azules en Chipre, entre otras.
En conclusión en la órbita mundial todas estas transformaciones dieron paso a: el surgimiento de EEUU como única potencia hegemónica global. El surgimiento del comercio multilateral y regionalismos económicos con una reformulación del concepto de soberanía, pues en los altos intereses económicos, cada Estado ya no tiene la capacidad de sobrevivir sólo y esto conduce a la aparición de las economías de conjunto. En la temática militar también hubo una reformulación de las guerras, sus motivos y sus fondos. Lideradas por EEUU las nuevas guerras ya sería “cuasi santas”, siempre bajo las banderas de la libertad, la soberanía y contra el terrorismo y el armamento nuclear. Las sociedades también cambiaron y la mayor amenaza a la paz se origina por el crecimiento de la pobreza y de la brecha entre las clases sociales, las discriminaciones étnicas, el nacionalismo exacerbado, el radicalismo religioso, el narcotráfico y los intereses sobre el daño del medio ambiente.
En este contexto mundial, Menem buscó aliados en el establishment económico, desechó el tradicional programa populista del peronismo y cambió las políticas estatales. Durante los primeros años se aprobó la reforma del estado, leyes de emergencia económica y se inició la privatización de las empresas estatales: Entel (vendidas a 2 empresas extranjeras Telecom y Telefónica y con vinculaciones a grupos empresariales argentinos), Aerolíneas Argentinas, sistema de jubilaciones y reestructuración de obras sociales, etc.
A fines del 90´ el dinero no alcanzó y se produjo una hiperinflación. Menem convocó a economía a Domingo Cavallo que promulgó la ley de Convertibilidad, 1 pesos=1 dólar. Se acordó el refinanciamiento de deuda externa y se tomaron capitales extranjeros. Se frenó la inflación.
De 1.991 a 1.994 fueron años de crédito fácil, baja inflación y aumento del consumo interno. Los amigos del gobierno, grandes grupos económicos locales y algunos capitalistas extranjeros se vieron muy beneficiados económicamente. Pero hubo muchos despidos de las empresas estatales privatizadas. El estado gastaba mucho dinero en subsidios para las empresas privatizadas, también se giraban fondos para las provincias para asegurarse clientela electoral. La industria cayó estrepitosamente como producto de las importaciones. La tasa de desocupación crecía al 10% en 1.993.
Se forzaron las instituciones republicanas con decretos que pasaban sobre el Congreso nacional y contó con el aval de la Corte Suprema.
Menem se aseguró el control del peronismo que cambió radicalmente de banderas. Se rodeó de “mitos” de popularidad como Ramón “Palito” Ortega y Lole Reutemann, usando también con destreza sus habilidades mediáticas. Dictó la ley del indulto y la ley de obediencia debida para también ganarse sus adeptos. La principal característica de su gobierno fue el éxito de “quedar bien con todos”.
La creciente desocupación provocaba mucha protesta social pero no se organizó porque los sindicatos estaban en plena crisis.
Menem impulsó entonces la reforma constitucional en acuerdo con Raúl Alfonsín.
En 1.995 Menem volvió a ganar la presidencia. Surgió el FREPASO que agrupó a los marginados del peronismo y algunos frentes de izquierda.
Pero los reclamos sociales crecían, aumentaban las demandas del peronismo y el gobierno debilitaba su poder. Durante este año se produjo un cimbronazo de la economía mundial provocada por el default de México. Quedó manifiesta la vulnerabilidad de la economía atada a los capitales extranjeros. El ministro de economía Domingo Cavallo renunció en 1.996 y lo sucedió Roque Fernández.
Superada la crisis mundial retornaron algunos fondos y aumentó el endeudamiento, pero no se pudo resolver el problema del desempleo que en 1.997 ya era del 15%.
Desde 1.998 comenzó una recesión internacional comenzada por el default de Rusia y Turquía, cuyos efectos se sintieron hasta el 2.003. Por lo tanto el gobierno ya no disponía de fondos para suavizar las oposiciones. Crecieron las tensiones internas y no cesaba el incremento de la desocupación.
Había muchos de conflicto en el gremio docente, YPF, cortes de rutas y por primera vez había piquetes de desocupados que reclamaban ayuda del estado. Otros factores que complicaron al gobierno fueron el estallido de escándalos, graves delitos como el asesinato del periodista José Luis Cabezas que fotografió al empresario Alfredo Yabrán, allegado al gobierno. Este suceso afectó gravemente a Eduardo Duhalde, entonces gobernador de la Pcia. De Buenos Aires, que se perfilaba como candidato a presidente para las próximas elecciones. No obstante se presentó como candidato sin el apoyo del gobierno. Las fuerzas opositoras crecían junto con las denuncias de corrupción y se organizaron en la formación de La Alianza.
El radical Fernando de la Rúa y Carlos “Chacho” Álvarez, presidente del FREPASO, se impusieron al peronismo.
A fines de 1.999 se produjo el segundo traspaso de gobierno democrático. Terminó la fiesta menemista y el nuevo gobierno debía pagar la cuenta. El modelo económico hacia agua por todos lados, el flujo de fondos externos casi no existía, el estado tenía un enorme déficit y no podía pagar los sueldos, la convertibilidad era insostenible pero nadie sabía cómo solucionarlo. Crecían los piquetes, el conflicto social, los sindicatos volvieron a las huelgas generales, los peronistas dominaban la oposición y presionaban al gobierno para soluciones inmediatas, los gobernadores reclamaban subsidios y los senadores terminaron cobrando su voto por la nueva ley laboral. Comenzó el retiro de fondos y la fuga de capitales. El Fondo Monetario Internacional exigía más ajustes en cada negociación de deuda ocasionando más crisis, más reclamo social, más desocupación y marginalidad.
La conducción política fracasó y hubo recelo entre radicales y FREPASO. El presidente demostró no poder contemporizar estas situaciones.
En octubre del 2.000 el vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez renunció tras la denuncia de coimas en el senado por la aprobación de la Ley Laboral, que había sido exigida por el Fondo Monetario.
Poco después el presidente convocó nuevamente el ex ministro Cavallo para ocupar el cargo de Ministro de Economía, con funciones de súper ministro.
En el 2.001 el gobierno pierde las elecciones. A fines de ese año luego de medidas financieras extremas se iniciaron movilizaciones populares hacia la casa de gobierno. Seguidas de sangrientas represiones policiales. El presidente De La Rúa presentó su renuncia.
Siguió un período de inestabilidad política con la sucesión de varios presidentes. El congreso designó a Eduardo Duhalde para finalizar el mandato. El 2.002 se declaró el default y se congelaron los depósitos y ahorros internos y se decretó una devaluación que acabó con la convertibilidad. Esto trajo graves problemas económicos y fuertes descontentos que agravaron la inestabilidad política. Movilizaciones y la consigna “Que se vayan todos” repudiando todo lo realizado desde 1.983.
Duhalde y su ministro de economía, Lavagna, desactivaron algunos problemas y postergaron los que no tenían solución momentánea. Con la suspensión del pago de la deuda el gobierno recuperó finanzas y se anticiparon las elecciones.
En la primera vuelta el ex presidente Menem obtuvo la mayoría relativa pero no se presentó al ballotage seguro de que sería derrotado por Néstor Kirchner, que había sido gobernador de la Pcia. De Santa Cruz.
La popularidad lograda por el presidente crecía y comenzó un crecimiento significativo de la economía, con un cambio de paradigma desde lo económico, social y político.


4) El surgimiento de los cartoneros:

Estas nuevas modalidades de recolección informal de residuos que surgieron en la ciudad de Buenos Aires hacia fines de la década de 1990: la expansión del cirujeo y el surgimiento de las cooperativas de recuperadores de desechos. Como ya mencionamos, la práctica de recolectar y revender residuos extraídos de la basura con fines de supervivencia, es innegable que existe desde antaño en el paisaje de la ciudad de Buenos Aires.
Lo más llamativo es que hacia mitad de la década de 1990, se registran cambios significativos tanto en el modo de realizar la tarea como en la posición que toma esta práctica como vía informal de recuperación de residuos. En este sentido es importante repetir que si bien las únicas cifras oficiales existentes hasta el momento son las elaboradas por el Gobierno de la Ciudad, se estima que sólo por la acción de los recuperadores inscriptos en el Programa de Recuperadores (PRU), reingresan semanalmente al circuito 900 toneladas de desechos, es decir, casi el 20% de lo que se arroja como desecho domiciliario. Se trata de una cifra altísima y comparable con los niveles europeos, pero que se produce en condiciones de alta precariedad, aun para los recolectores que se hallan inscriptos en programas como el citado, como ya mencionamos, según el estudio de la Lic. Paiva.
No obstante el cinco de Octubre de 2002: La ley Nº 992 crea el Programa de Recuperadores Urbanos y Reciclado de Residuos Sólidos en la Ciudad de Buenos Aires (PRU). “Esta propuesta está destinada a crear las bases de una política pública orientada a consolidar la recuperación y el reciclado en la Ciudad, mejorando las condiciones y medios de trabajo de los recuperadores urbanos y fortaleciéndolos como actor social y agente económico. Al mismo tiempo, se pretende favorecer la práctica de separación domiciliaria y fortalecer los circuitos de reciclado sin afectar la limpieza e higiene urbana”, describieron beneplácitamente las autoridades del Gobierno de la Ciudad. 
Pero a pocos meses, el juez en lo contencioso administrativo Augusto Kersman, declaró esta medida inconstitucional porque - entre otras atrocidades - esta regulación amparaba el trabajo infantil. 
La sentencia también establecía la "caducidad inmediata" de las credenciales de cartoneros que se le hubiesen otorgado a menores de 14 años. Oficialmente, habían reconocido que 128 chicos de entre 15 y 17 años habían sido inscriptos como cartoneros y que, de ellos, “a sólo 57 se les entregó su credencial”. Cuando aprobaron la reglamentación, el cartón cotizaba 15 centavos y el papel blanco 29 el kilo. El metal, dos pesos el kilo. Al año, los recuperadores urbanos se habían duplicado y las cotizaciones de lo recolectado bajaban un 50 por ciento. 



5) La problemática de la vivienda y el transporte:

Es verdad que en gran parte los cartoneros prefieren ubicarse cerca de los depósitos donde venden lo que recolectan. Luego daremos una explicación del circuito que recorren las mercaderías “rescatadas” por ellos. Pero el siguiente eslabón en la cadena del reciclado de la basura y cartón sin duda son los depósitos. Por este motivo los cartoneros viven en asentamientos, mal llamados villas, siempre con relativa cercanía a estos depósitos.
Sin duda esto fue una causa de la modificación de la fisonomía de las villas. Eduardo Blaustein en su libro “Prohibido Vivir Aquí” muestra las transformaciones ocurridas en las villas luego de que durante la última dictadura militar más de 200 mil habitantes fueron expulsados de las villas porteñas. El periodista y escritor Eduardo Blaustein reconstruye en su libro la historia de estos asentamientos desde la creación de la primera villa hasta la actualidad e incluye también testimonios. Este autor trata de la “invisibilidad” la historia de la erradicación de las villas capitalinas pero a la vez instala un debate actual sobre la pobreza.
Refiere a lo ocurrido a partir del golpe militar de 1976 con las villas miseria de la Capital Federal y a lo sucedido hasta hace muy poco tiempo. Cuando la dictadura militar tomó el poder las estadísticas oficiales indicaban que en Capital vivían más de 225 mil villeros. La cifra castrense incluía a nueve mil habitantes de Núcleos Habitacionales Transitorios construidos por el propio Estado y a otros siete mil que también vivían en barrios construidos por políticas oficiales.
Hacia fines de 1980, las autoridades mostraron, como uno de sus mayores éxitos de gestión y de imagen, otras estadísticas que indicaban que la población villera se había reducido a poco más de 25 mil personas. En el lapso transcurrido hubo sangre y hubo fuego. Pasaron los años y quedó demostrado que los "éxitos" de la política erradicadora - diseñada primero en mesas de arena y llevada a cabo entre gases lacrimógenos, con camiones de basura y tanquetas - serían más que relativos. Hoy la población villera porteña ronda las 130 mil personas.
Pero la gran pregunta es: ¿Cómo hacen los vendedores ambulantes y cartoneros que proceden de la marginalidad para sobrevivir con los pocos centavos que recolectan? Este es uno de los misterios de la economía marginal en las ciudades latinoamericanas. La marginalidad es el moderno e implacable Waterloo de capitalistas, tecnócratas, dictadores y hasta revolucionarios.
Si se reemplaza la idea particular del vendedor ambulante o cartonero por una realidad más amplia como la de las villas miserias, el interrogante es aún mayor. Las villas miseria de la capital sobrevivieron a todo porque son parte de una historia económica y social que es dinámica e imposible de aislar y aniquilar en laboratorio. Son también parte integrante de la vida de la ciudad, y porque no también parte de su fuerza laboral.
Aún cuando la ciudad quiera verse pulcra, hermosa, pujante moderna, eficiente y aún cuando pretenda quitarse de encima "el problema de las villas", le resulta imposible hacerlo porque el problema de las villas data, por lo menos, de medio siglo atrás. 
Según afirma Blaustein en su libro, en 1931 el Estado dio refugio a un contingente de polacos en unos galpones vacíos ubicados en Puerto Nuevo. Dos años atrás ya había estallado la crisis mundial y no es de extrañar que a ese primer núcleo se lo llamara Villa Desocupación - todo un dato social e histórico – como tampoco extraña que al año siguiente se conformara otro con un nombre que sería el reverso semántico exacto: Villa Esperanza. Como efecto de la Gran Depresión, Argentina iniciaba con gran dificultad el proceso de sustitución de importaciones. El incipiente desarrollo industrial de Buenos Aires provocó la atracción de migrantes internos. Pero también causó las crisis de los pueblos de donde venían esos inmigrantes y sus economías regionales y así sigue siendo hasta el día de hoy, setenta años después.
Las primeras poblaciones villeras se expandieron aceleradamente cerca de Retiro a fines de los '40 a causa de la expulsión e industrialización y sobre todo por la actividad ferroviaria y portuaria que luego también entraría en crisis. Pero en 1940 cuando el gobierno proveyó de viviendas precarias a un grupo social muy castigado, esos habitantes que fueron los primeros de lo que es la villa de Retiro, eran de origen italiano y el barrio se conocería durante decenios como "Barrio Inmigrantes". Luego con el apoyo del gremio La Fraternidad, algunas manzanas hacia el norte, comenzaron nuevos asentamientos de familias de ferroviarios en los márgenes de las vías del ferrocarril Belgrano. Luego ese extremo norte de la villa de Retiro sería Villa Saldías. Luego de un tiempo llegaron más pobladores, mayormente bolivianos y habitantes del noroeste argentino, muchos de ellos zafreros rechazados en los ingenios azucareros cuando se comenzaron a endurecer sus reclamos sindicales. 
En la misma década de los '40, en la zona que se conocía como Bañado de Flores, lo que sería hoy el Parque Almirante Brown, comenzaron a instalarse viviendas precarias alrededor de un barrio de emergencia que, como los primeros de Retiro, tuvo origen oficial: el barrio Lacarra.
La historia de la villa de Bajo Belgrano, es un poco distinta porque sus primeros habitantes, en los años '20 fueron vendedores ambulantes, changarines y obreros no calificados que ocuparon sólo una manzana pero que con los años llegó a ocupar unas once hectáreas.
El primer plan de eliminación tuvo lugar alrededor de 1955, año de la Revolución Libertadora, en las villas de Retiro, Bajo Belgrano y Lugano, pues había que sumar una larga serie de nuevos núcleos villeros, algunos bautizados con nombres picarescos o maliciosos que con el tiempo quedarían incorporados en ciertos lugares ambiguos de la cultura popular: Villa Fátima, Villa Piolín, Villa Medio Caño, Villa Tachito, Villa 9 de julio.
En abril de 1956 se creó la Comisión Nacional de la Vivienda (CNV) que elevó al Poder Ejecutivo un censo indicando que existían en la ciudad 21 villas, habitadas por 33.920 personas. En toda el área metropolitana se contaban aproximadamente cerca de 78.430 vecinos villeros. Haber efectuado esta cuantificación de la población villera significaba, por primera vez y en el mismo acto, asumir el tema de las villas como "problema". Y por supuesto la solución ideada, por entonces nada original, era la de la erradicación. 
Inicialmente el primer plan de erradicación intentaba dar alguna respuesta social. Pero con los años crecieron las dosis de violencia en los planes sucesivos, dando lugar al plan de terrorismo urbanístico bajo el gobierno de Onganía desde 1976. La realidad de las villas es también la historia que hacen los que las pueblan. Primeramente los grupos que llegan comparten historias, identidades y culturas afines. Luego comparten también los problemas comunes tanto laborales, barriales, y educativos, de todos los días y la construcción de nuevos lazos. De a poco surgen clubes de madres, juntas vecinales para mejorar las condiciones de vida, las entidades de recreación y deportes. 
Magtara Feres pobladora de la Villa 31, se refiere a los cambios y los miedos en la gente: “En ese tiempo comenzó a entrar la droga. Yo no sabía que existía la droga. Decían que existía pero entre la clase alta. Los chicos jóvenes comenzaron a cambiar, quién sabe si para perder el miedo. Era un barrio pobre que no era para droga. Los chicos terminaron drogadictos, muertos, muertos por SIDA, o por la droga, o por la policía. Eso fue fundamental, fue una cosa de terror. Porque quedó una marca que nunca más se fue. Porque jamás el barrio volvió a ser lo que era, ni la gente. Porque después, cuando se volvió a poblar, ya la gente no era igual, era desconfiada, habíamos perdido todo lo bueno. El barrio era tan honesto. Siempre digo que podíamos dormir con las puertas abiertas. El más pobre te venía a pedir, "No tiene un pan" o a algo así, pero no te iba a robar. Cambió la gente..., cambió”.
"Hay un pibito que ya aprendió todo. Si vienen los menemistas canta "Menem lo hizo"; si asoman los de la Alianza, canciones de la Alianza; y si cae la izquierda entona Aprendimos a quererte... Sobrevive así, se liga unas monedas. Nosotros queremos continuidad, no regalamos paquetes de arroz. Y tratamos de sobrevivir en un barrio donde hay alcohol, droga, sida y gente que viene a prometernos cosas. Además de que tenemos que trabajar y mantener a nuestra familia, peleamos con los punteros y tenemos que ser punteros en nuestra familia. ¿De qué vale que seas un buen puntero si como padre sos un sorete?", dice el cartonero Juan Cymes, vecino de la villa 31.
Además varios asentamientos han ido apareciendo o creciendo. Para evitar los viajes, los cartoneros se instalaron cerca de estaciones de tren en Belgrano, Colegiales, Núñez y Palermo. Y vuelven a sus casas una o dos veces por semana. La salida de circulación del tren blanco de la línea Mitre generó un nuevo fenómeno en el seno de la Ciudad: crecieron los asentamientos de cartoneros que viven y duermen en las calles, siempre cerca de las vías, para ahorrarse el viaje diario hacia el lugar donde viven. La empresa de trenes TBA y el Gobierno porteño pusieron más de 40 camiones para trasladar el papel y los cartones y pagan casi un millón de pesos por mes en alquiler, pero los cartoneros se resisten a usarlos. Tal vez como una forma de reclamar el regreso del tren blanco, o simplemente no los usan porque los camiones sólo transportan papeles y cartones. La gente y los metales deben viajar por su cuenta y retirar los paquetes en las estaciones de tren más cercanas a sus viviendas o a los depósitos donde venden lo reciclable, y esto no les resulta práctico ni seguro ni conveniente. 
Tal vez el asentamiento más visible es el que está ubicado en Pampa y las vías del ferrocarril, a metros de la estación Belgrano, pegado a las terminales de varias líneas de colectivos, y casi curiosamente cerca del popular “Barrio Chino”. Hay casi 25 familias que desde allí, se alternan para viajar a sus hogares una o dos veces por semana. Mientras tanto duermen junto al alambrado que divide la plazoleta de los terrenos del ferrocarril. Cruzando las vías, hacia la avenida Del Libertador, una estación YPF es el baño. También ahí les dan agua caliente para el mate y compran la comida en los bares cercanos. "Yo llego los sábados y me voy los miércoles. Me pasa a buscar un camión, que pago de mi bolsillo, y nos vamos para Pacheco. Antes de que sacaran el tren volvía a mi casa todos los días. No quiero los camiones, quiero que vuelva el tren", explicó Maxi Pérez (29 años). Tiene tres hijos y vive en El Talar: “Con el cartoneo gano entre $ 1.300 y $ 1.400 por mes” afirma. 
"El tren blanco no existe más. Fue desmantelado y ahora mismo está en proceso de reconversión para transformarlo en un tren para pasajeros", declaró Gustavo Gago, vocero de TBA. Ahora la empresa paga $ 700.000 por mes para alquilar 22 camiones, 10 destinados al Mitre y 12 al Sarmiento, que en julio de 2007 también lo sacó de circulación. El tren blanco dejó de funcionar el 28 de diciembre del 2008. Y aunque hubo un fallo de la Justicia porteña que obligaba a TBA a mantener el servicio hasta que se arribe a un acuerdo, la empresa lo desestimó por considerar que la autoridad de control debería ser la Justicia Federal, la CNRT o la Secretaría de Transporte.
Entre otras cosas, TBA denunció en su momento que los vagones no cumplían con las normas de seguridad. "En ese tren murieron tres chicos. Los tres de la misma forma: se asomaron por las ventanas y sus cabezas golpearon contra postes o cercos", explicó Gustavo Gago. Los vagones habían sido desmantelados poco a poco. Primero quitaron los marcos de aluminio de las ventanas. Luego las placas de madera que recubren el techo y finalmente los pisos. "En algunos vagones había agujeros, hasta podías ver las vías desde el interior del tren", afirmó.
También colocaron alambrados en las ventanas pero la empresa informó que muchos conductores se quejaron porque había gente que tiraban piedras desde las formaciones. Incluso la fábrica Ford hizo una denuncia porque sus autos 0Km estacionados en una playa en Ingeniero Maschwitz eran apedreados.
En los bosques de Palermo, casi llegando a Dorrego y a metros de la estación Núñez se repiten los asentamientos. Y debajo de General Paz, a la altura de Cabildo, también hay otro, muy cerca de la estación Rivadavia del Mitre y allí Juan Carlos Moreno (38 años) contó que él tampoco usa los camiones: "Es que además de cartones y papel, junto metales. En el tren blanco podía trasladarlos, pero en los camiones no. Pago $ 150 por un flete que viene a buscarme una o dos veces por semana", explicó este tucumano que vive en Garín. Mientras tanto, junto a otras familias, duerme al amparo de la autopista. Cocinan con leña y las compras las hacen en el supermercado chino de la zona.
Pese a que no se los ve desde Cabildo, los vecinos se quejan. "El viento desparrama la mugre, los papeles y las bolsas que acumulan. Hace poco desalojaron otro asentamiento que estaba en General Paz y Libertador. ¡No sé qué esperan acá!", se quejó María Victoria Martín, una vecina que vive sobre la avenida, en un edificio pegado a la autopista.
Sin embargo, hay cartoneros que sí utilizan los camiones de TBA y de la Comuna. Pero como no pueden subir los carros a los camiones los "estacionan" en las veredas. Así a lo largo de la calle Moldes, a pocos metros de la estación Colegiales, se puede ver una hilera de carritos atados con cadenas y candados a postes y árboles. 
Juan Pablo Piccardo, el ministro porteño de Ambiente y Espacio Público declaró, en varias oportunidades, que están estudiando opciones para los cartoneros: "Pero tienen que entender que no vamos a negociar desde la ocupación del espacio público. Los 17 camiones que sumó el Gobierno porteño son un paliativo, pero queremos aportar una solución global. Queremos crear centros de reclasificación en los que puedan tener condiciones dignas de trabajo y cobrar mejor por la tarea que hacen", explicó Piccardo.
En estos últimos meses el Gobierno porteño desalojó tres asentamientos: el de Plaza Noruega, el de Libertador y General Paz, y el de Cochabamba y Madero. "Es difícil conciliar las posturas de los cartoneros y los vecinos. Ambos tienen sus razones. Lo que tenemos que advertir es que no fue a nosotros a quienes se nos ocurrió dejar varadas en la Ciudad a casi mil personas", destacó Piccardo.
Si bien los cartoneros se suelen transformar en invisibles, pueden aparecer cada vez que se abre nuevamente el debate político. Pero uno de los primeros mensajes que les dio el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, fue prohibirles la libre circulación y confinarlos a sectores determinados.


6) El negocio de la basura:

Aproximadamente 50 mil personas viven de la basura. Durante todos los años de crisis se desarrolló una pirámide del reciclado, donde los cartoneros son la base. Luego se ubican los acopiadores y más arriba los recicladores. La industria de la basura mueve millones.
Argentina produce anualmente unos 12,3 millones de toneladas de basura con un costo altísimo que, sólo en la ciudad de Buenos Aires, tiene un costo de recolección de 13 millones de pesos por mes.
Otra arista de esta actividad son los cartoneros que viven de la basura y cuyo número se aproxima a las 40.000 personas, e incluso los domingos a la noche, que es el momento de mayor trabajo, pueden llegar a ser 50.000, según calculan varias ONG. Las cifras varían porque al ser un negocio precario y cambiar según la economía resulta difícil calcular con certeza.
En esta “industria” hay dos extremos que se tocan. Por un lado, una enorme masa de gente en extrema necesidad dispuesta a trabajar por una ganancia mínima y por el otro, la urgencia ecológica debido a que no hay dónde poner la basura. Aproximadamente se produce cerca de un kilo y medio diario de basura por cada ciudadano porteño.
Como dijimos la base, es decir debajo de la pirámide del reciclado están los cartoneros que podrían llamarse “plastiqueros”, porque el mercado del reciclado es muy fluctuante. El kilo de cartón vale casi 20 centavos, un kilo de PET (botellas de gaseosas, sobre todo) se puede vender a un acopiador por 40 centavos el de color y 60 el transparente (al que llaman “cristal”). En el mejor de los casos, una familia puede juntar en una muy buena noche unos 80 kilos de materiales, que vendidos a un promedio de 50 centavos el kilo le dejarán unos 40 pesos.
Pero no es tan fácil porque para llegar a esas cifras tienen que darse varias condiciones. Primero, que no llueva. Si vive cerca de una estación de la que sale algún tren para cartoneros, puede negociar con otros una zona para trabajar. Pero no la puede abandonar por demasiado tiempo porque no puede confiar en que nadie le saque el material. También es común que con el tiempo los porteros, vecinos y comerciantes lo reconozcan y le den lo reciclable ya separado, tanto sea por solidaridad como para evitar que rompan las bolsas.
Para los que viven lejos de las estaciones de tren el tema es más complicado. El camionero que lo lleva se queda con un 20 por ciento del material y les gestiona las ventas.
En el interior la situación aún es mucho más complicada porque en las ciudades pequeñas suele haber un solo comprador que pone los precios a su gusto y conveniencia. Un cartonero de Suárez afirmó que en una buena semana puede llevarse en efectivo unos 200 pesos. “Ahora hay más plata en el barrio. Hay más trabajo y menos competencia. Por eso, si salís encontrás más material en la calle”, aseguró.
El primer escalón hacia arriba de la pirámide es la Cooperativa Tren Blanco, un grupo de 10 ex cartoneros que vieron que la mayor parte de la ganancia se la llevaban los acopiadores y decidieron cambiar, es decir, pagar mejores precios en su barrio que es Suárez y llevar algo más a la casa. Este proceso comenzó a mediados de 2004 cuando se agruparon en una cooperativa y empezaron a comprar material en el barrio, separarlo y revenderlo con un leve margen de ganancia. El PET, según la época, limpieza y color, lo pueden vender de 60 a 90 centavos el kilo. Antes lo poco que había de ganancia se lo quedaba el fletero que llenaba su camión con bolsones compactados por pisotones, pero el plástico es muy elástico y en cuanto la presión afloja, vuelve casi a su posición inicial. Pero la situación mejoró mucho cuando una transnacional donó una prensa que reducía los volúmenes 4 veces y cuadruplicaba la eficiencia de lo que se le pagaba al fletero. Como todo crecimiento produjo traumas: por un lado, los fardos pesaban mucho más y para moverlos se necesitaba un auto elevador o al menos una zorra, y finalmente la consiguieron. También hacía falta más espacio para poder trabajar con volúmenes grandes. Y entonces consiguieron alquilar un galpón cerca de la estación de San Martín, en enero de 2005.
Aunque el costo del flete había disminuido, los mejores precios por la mercadería se pagaban más lejos y decidieron comprar un camión. Si funciona el camión logra llevar unos 3000 kilos de material prensado con un margen de ganancia de 25 centavos el kilo para el PET.
Buscando aumentar el valor agregado también instalaron un molino para picar el plástico, y con esto logran reducir más el volumen y dejar el plástico casi listo para ser reutilizado. Pero también implica una rigurosa selección para que no se mezcle con otros plásticos y se arruine toda la muestra.
El know-how que desarrollaron estos cooperativistas en un mercado tan fluctuante como el que ellos manejan, los obliga a adaptarse siempre. Por ejemplo: el PET abunda durante las fiestas de diciembre pero escasea en el resto del verano. Lo más importante es el volumen: “Volumen, hay que lograr volumen”, repiten.
Una vez que pagan los costos fijos y las deudas, a cada socio le queda poco más que su Plan Trabajar original. Mirta es miembro de la cooperativa y asegura: “Vamos a salir adelante. Estoy convencida. Esto tiene que funcionar”, dice mientras saca el papel de los envases de jabón en polvo. Y sueñan con pagar las deudas y pasar al siguiente nivel de la pirámide.
El segundo escalón son los plásticos y fierros. Etilplast es una cooperativa que está un escalón por encima de Tren Blanco en la escala productiva. Casi no compra directamente a los cartoneros y compra mayormente a acopiadores. También está próxima a recibir material ya seleccionado por los vecinos de un barrio de Tigre. El plástico es procesado (molido, lavado, agrumado y, más adelante, extrudado) y se vende directamente al último eslabón de la cadena para que haga broches de ropa, cajas de CD o perchas, o es exportado a China para la fabricación de hilos de plástico. Esta cooperativa empezó hace poco más de tres años limpiando y seleccionando los frascos de champú que le entregaba gratis una fábrica cercana.
Uno de los iniciadores y el presidente de esta cooperativa es El Vasco, y nos relató por teléfono la experiencia: “Al principio nos dieron 3 toneladas de polietileno soplado, que serían más o menos un valor de hoy de unos 7000 pesos de molido”. Pero también nos cuenta que actualmente por “cuestiones de seguridad”, la misma empresa que antes les regalaba el plástico de envases fallados prefiere tirarlas al cinturón ecológico antes que dárselas. Todo esto por supuesto pese, además, a los múltiples pedidos por preservar la ecología.
Pero de a poco esta cooperativa reunió un importante capital fijo que eran dos molinos, dos centrifugadoras, lavadoras, una agrumadora de “film” que ellos mismos construyeron.
Ahora sólo les falta alcanzar el último paso de la cadena de producción: una extrusora: esta es la máquina que derrite, filtra y saca el plástico en bolitas, lo que constituye la materia prima para cualquier producto. Lo más importante de esta máquina es que el material recuperado que se compra a 1 peso se puede vender luego del proceso a 3 pesos. La extrusora cuesta aproximadamente 100.000 pesos, y la están construyendo ellos mismos con financiamiento de un préstamo del Ministerio de la Producción y el apoyo técnico de la Unión Industrial de Tigre. Es verdad que puede parecer muy rentable a simple vista pero hay que recorrer muchos pasos hasta llegar al punto final: primero se compra el material, luego se lo separa por tipo, luego se corta en una sierra sinfín, luego se muele, y de allí va a una pileta en donde se lava con jabón en polvo, para luego centrifugarlo y secarlo antes de entrar a la extrusora. Es muchísimo trabajo que se justifica hacer sólo en el caso de manejar grandes volúmenes.
La recaudación sigue siendo baja, tanto que no llega a superar los 200 pesos por semana. Pero es verdad que también esto se debe a que la cooperativa quiere expandirse y “gastamos todo lo que entra en fierros”, afirma El Vasco.
El tercer escalón lo constituye la realidad de que Tren Blanco y Etilplast están incluidas en una red mucho más amplia y abarcativa que se llama Reciclando Valores, y que reúne más de 15 cooperativas que  junto con otros proyectos y emprendimientos buscan dar respuesta dos problemas cada vez más visibles: Primero: la basura que se acumula permanentemente y que no sólo pasa en Buenos Aires sino en las principales urbes del mundo que ya están al borde del colapso ambiental y para la cual el reciclado se presenta como la mejor alternativa posible. Segundo: se hace necesario satisfacer las necesidades humanas materiales, empleando bienes tan escasos que es un gran esfuerzo extraerlos de una realidad que tiene muy pocas alternativas para ofrecer.
La recolección de papel y cartón se transformó en una alternativa de ingresos para 154.000 personas justo cuando la desocupación y la subocupación alcanzaban a casi seis millones de personas. Pero aún en este sector podemos descubrir con la investigación que la diferencia entre lo que perciben los que recogen los papeles de la calle y sus intermediarios, es más del doble. Y además que el precio final del papel reciclado es diez veces superior a lo que percibe el cartonero. 
Los cartoneros cobran entre 15 y 20 centavos por kilo de cartón reciclable, los depósitos chicos ganan 50 centavos y los grandes acopiadores 56. La brecha se abre aún más cuando entran más intermediarios y el precio mayorista del kilo de cajas de cartón corrugado llega pagarse 2,6 centavos. 
Ahora bien, si tomamos el nivel de concentración total del negocio sólo tres empresas participan de más del 50% de las ventas totales de los productos reciclados: Zucamor, Smurfit Argentina y Cartocor. Según una investigación realizada por el Ente Único Regulador de Servicios Públicos de la Ciudad la recaudación de las empresas mencionadas es de unos 50 millones de pesos anuales en plena crisis. 


7) Manifestaciones artísticas: Una novela cartonera y una editorial:

El fenómeno social cartonero llegó a la pantalla de la televisión. Con “Collar de esmeraldas”, una novela de canal 13, protagonizada por Osvaldo Laport y Carina Zampini, tocó el tema que nunca se habían mostrado dentro del género. La propuesta da vista a la problemática de dos grupos sociales nuevos: los cartoneros y los aborígenes.
El personaje principal se llama Romina, una cartonera. Pero además en la novela se aborda la problemática aborigen y esto le permite a esta ficción tratar de acercarse a la realidad de nuestro país. 
La historia no deja de ser lo típico de cualquier novela de la tarde: Dos hombres peleando y cortejando a una pobre doncella. Pero el vínculo amoroso entre Romina (interpretada por Carina Zampini) con Martín y Federico (los dos roles interpretados Laport) marca la rigidez de las siderales diferencias sociales.
El argumento? Mientras Romina vive en la indigencia y recolecta cartones, Martín es un arquitecto y decorador reconocido en Europa, pero para acercarse a la bella dama, decide disfrazarse de linyera y asumir el papel de Federico.
Eloísa Cartonera, es una editorial ubicada en Aristóbulo del Valle 666, La Boca. El emprendimiento  comenzó en el año 2003 con el reciclado del cartón para la fabricación de tapas y lomos de libros para su encuadernar. Como ellos mismos dicen “estetizan la miseria”, pero en realidad han aprendido conceptos como cooperativismo, autogestión, trabajo para el bien común, asambleas, agrupaciones barriales, etc. Varios hombres y mujeres que habían perdido sus empleos con la última crisis económica de Argentina desatada en 2001 y coronada en 2003, se habían empezado a asociar en lo que se llamó en su momento “El club del trueque”. Cucurto y Javier Barilaro hacían libritos de colores y poesías que llamaban Ediciones Eloísa. Pero luego junto con los desocupados, el club del trueque y los cartoneros que recorrían las calles con carros repletos de cartón, aumentó el precio del papel con el que se hacían los libritos y entonces nació la idea de cambiar el sistema y comenzar a producir libros propios y de terceros con papel y cartón reciclado y comprado a los mismos cartoneros.
Primero vendían libros y verduras, mientras diseñaban los libros cartoneros.
Con el tiempo el negocio empezó a funcionar muy bien. Las tapas de los libros se hacían de cartón reciclado y los diseños eran pintados a mano por grupos de cartoneros o chicos de la calle que aprendían el oficio gratuitamente de manos de desinteresados y solidarios docentes de Bellas Artes. La cooperativa compra el cartón, es decir la materia prima a los cartoneros que juntan en la calle.
Hoy tienen casi 200 títulos entre libros de literatura latinoamericana de muchísimos autores que donan los derechos a la cooperativa.
La agrupación Eloísa Cartonera ha crecido tanto que tiene múltiples actividades: edita libros para quienes desean publicarlos, lo diseñan, lo imprimen y encuadernan con tapas especial y artesanalmente elaboradas. Ahora van por más para dejar de alquilar y comprar un terreno propio en Florencio Varela.


8) Desalojos y vejaciones:

A consecuencia de los múltiples cambios estructurales, políticos y económicos, y las profundas transformaciones sociales como el surgimiento de las villas miseria, y su consecuente persecución durante la última dictadura militar argentina, no es tampoco un tema menor. La política de erradicación de las villas de emergencia es denunciada por múltiples autores como Eduardo Blaustein en su libro “Prohibido Vivir Aquí”, donde denuncia que hubo sangre y hubo fuego: “Hacia fines de 1980, las autoridades mostraban como uno de sus mayores éxitos de gestión y de imagen otras estadísticas que mostraban que la población villera se había reducido a poco más de 25 mil personas. Pasaron los años y quedó demostrado que los "éxitos" de la política erradicadora - diseñada primero en mesas de arena y llevada a cabo entre gases lacrimógenos, con camiones de basura y tanquetas - serían más que relativos. Hoy la población villera porteña ronda las 130 mil personas”.
Pero la persecución de los “villeros” “mendigos” y “cartoneros” no terminó. En las puertas recién traspasadas del siglo XXI nuestra sociedad parece todavía querer esconder lo que considera basura, debajo del tapete, solo para no mirar, pero sintiendo y sabiendo que late ahí debajo de lo que vemos.
En estos últimos años la persecución y desalojo se han incrementado. El 22 de Febrero del 2008 hubo un violento operativo de desalojo de los cartoneros asentados en Pampa y Virrey Vertiz que comenzó a las 6.15 de la madrugada. Hubo enfrentamientos con policías y guardias de infantería y quedaron detenidas 8 personas en la comisaría 33, que luego de resistirse a golpes a desalojar el asentamiento fueron trasladadas. Un vecino que apoyaba el trabajo de los cartoneros y acudió en su defensa, Alejandro Tiscornia, fue el noveno detenido.
El desalojo terminó casi a las 10 de la mañana, momento en que la policía obligó a cerca de 50 familias a abandonar el asentamiento y rodeó el predio desocupado con un vallado de agentes.  Mientras tanto ingresaron al lugar varios miembros de limpieza del gobierno porteño, que realizó la remoción de basura del lugar y lo limpió con mangueras. 
La Defensora del Pueblo de la Ciudad Alicia Pierini denunció penalmente a la Comisaría 33º por la represión absurda a familias de cartoneros que se habían instalado en Pampa y la vía desde que el 28 de diciembre les quitaron el Tren Blanco. Asimismo, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público indicó que el asentamiento provocaba problemas de higiene y seguridad porque tenía material inflamable, que había preocupado a los vecinos de la zona. 
Pero las voces que expresan las necesidades de los cartoneros siguen sin ser escuchadas y el Sr. Gustavo Gago, vocero de TBA afirma: "No hay ninguna posibilidad de que se restablezca el tren blanco. Pusimos a disposición de los cartoneros camiones, les ofrecimos viajar gratis con un pase identificatorio, pero no lo utilizaron y se quedaban acampando en la ciudad por decisión propia, no porque no tenían posibilidades de trasladarse a sus domicilios".  "La suspensión del tren blanco se debió a innumerables quejas de pasajeros, a problemas de mantenimiento y de demoras de todos los servicios”. Mientras que funcionarios del gobierno de la ciudad manifestó que brinda un servicio de transporte gratuito que ya había sido aceptado por las personas que acampaban en el predio.
Permanentemente se suceden episodios de violencia contra los cartoneros. Los enfrentamientos no han cesado, pese a que en pocos medios masivos de comunicación se mencione el tema.
Los cartoneros le llaman “La Vendetta Azul” y denuncian que la policía los amenaza con la frase hecha: “Todo esto tiene vuelto.”
Durante este año los ataques a las dos organizaciones sociales que vienen boicoteando negocios ilegales quedaron a la vista en tres oportunidades a lo largo de un mismo mes. Desde hace un año tanto el movimiento “La Alameda” (que denuncia a los talleristas clandestinos, que utilizan el trabajo de mano de obra en negro de familias y menores de edad, tanto en prostíbulos como en talleres de costura) y el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) han denunciado abusos.
La Alameda ha escrachado redes de prostíbulos. Una de ellas es la que rodea al Departamento Central de la Policía Federal en Montserrat, además de la esclavitud de mujeres y niñas, las organizaciones mostraron mediante cámaras ocultas que en los prostíbulos se comercializa cocaína. Estos locales tramitaron su habilitación ante el Gobierno porteño bajo la fachada de bares o whiskerías.
El 10 de julio, la organización social “La Alameda” recibió otro ataque (del total de 14 que lleva ya sufridos) en el que casi le cuesta la vida a su referente, Gustavo Vera, porque palos, piedras y botellazos lastimaron su cabeza. La pericia médica señaló que uno de los golpes no lo mató por dos centímetros. Una banda de talleristas, que comanda Alfredo Ayala, tenía la intención de impedir la inspección laboral que iba a demostrar que una familia era esclavizada y una menor, abusada, en un taller textil que proveía a la marca Kill, a dos cuadras de la Seccional 40ª. Los capataces de los talleres clandestinos, liderados por Ayala, atacaron la sede de La Alameda, aprovechando que la ONG escrachaba una red de prostíbulos en el micro centro y la Federal no le permitía regresar, según denunciaron sus integrantes.
Pero también los cartoneros del MTE hicieron un camino semejante y boicotearon cajas ilegales, y por ello recibieron fuertes escarmientos de parte de la Policía. Cansados de aportar a los hombres de azul el 30 a 35 por ciento de su trabajo, ocuparon tres comisarías. “Las seccionales cobraban 120 pesos por semana a cada parada de los camiones de cartoneros. Todo eso lo cortamos, y no tiene razón de ser gracias a un programa de reciclado del Gobierno porteño que cuenta con dos mil cartoneros. Entonces se le cayó una caja que incluye las siguientes comisarías: 4ª, 5ª, 8ª, 9ª, 19ª, 31ª y 32ª”, reveló Juan Grabois, uno de los militantes que organizó a los cartoneros quienes en su mayoría viven en Villa Fiorito, partido de Lanús, en una charla que dio junto a Vera ante economistas en la UBA.
El programa de reciclado al que refiere Grabois estuvo hasta este año en manos de las empresas de recolección de basura. “El Estado porteño perdía 70 millones de pesos al año por reciclar lo mismo que hacían los cartoneros en un día y medio. Esto lo avalaron funcionarios de las gestiones progresistas de Macri hasta que lo denunciamos. Ahora, 1.800 personas están con obra social, jubilación, uniformados y evitando que dos personas mueran al mes por viajar en los camiones con el cartón. En tanto que 200 menores ya no trabajan y son atendidos en comedores”, dijo Grabois. 
Pero entonces la Federal se ensañó con el MTE. Una semana después del ataque a La Alameda, también de noche, se montó un operativo con diversas comisarías en zona de jurisdicción de la Comisaría 10ª, en Boedo. Se reprimió y detuvo a los cartoneros que se habían solidarizado con un carrero (cartonero a caballo) que era golpeado frente a sus ojos en plena calle. El saldo fue una cartonera embarazada que tras los golpes recibidos perdió a su hijo, y otros tres detenidos con causas en la Justicia. 
10/07/09: “…es que los compañeros cartoneros desde el camión vieron que los policías le pegaban a un carrero. Entonces salieron en defensa. Ahí uno de los policías nos decía que nos fuéramos porque se iba a pudrir todo. Eso pasó. Llegaron 16 patrulleros todos de diferentes comisarías para frenar a un solo cartonero que andaba en un carro a caballo. El pibe se puso nervioso y se fue. De Caseros y Boedo salió la persecución. Ahí es que empezaron a pegar los policías a una embarazada y a los chóferes de los micros. Motos y patrulleros de la federal más nosotros seguíamos al carrero”, esto fue relatado por un referente cartonero del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Sergio Sánchez, el día 17/07/09 a la madrugada en la puerta de la seccional 10, a cronistas de Noticias Urbanas. En ese episodio fueron detenidos tres cartoneros, el caballo del cartonero no organizado, y su carro, más el camión del Gobierno de la Ciudad que integra el programa “Recuperadores Urbanos” que maneja los trabajadores del MTE.
En el mismo enfrentamiento, Paola Coyar, cartonera con un mes de embarazo, al volver del Hospital Pena, le contó a sus compañeros del MTE que estaban cortando el puente Alsina en protesta por la represión: “Recibí un palazo al costado de la panza. En el hospital nos trataron mal. En la ecografía no salió el latido del corazón. Encima le pedimos hacer otro análisis y me dijo la próxima semana”. Otro cartonero dice que cuando cayó al piso la mujer embarazada la policía le pegó patadas en la panza. La protesta en el puente Alsina continúo hasta entrada la madrugada. Luego una pequeña delegación se dirigió a la comisaría. Uno de los micros que traslada a los cartoneros, que como comentamos antes ya no viajan más en los mismos camiones donde va el material a reciclar, tenía el parabrisas roto. “Además tiraron gas lacrimógeno en el micro”, afirmó Rafael, otro militante del MTE.
Las denuncias se agudizan: “La policía sigue hostigando porque no soporta haber perdido su caja de coimas con los cartoneros. Antes cobraban 100 pesos por noche de cada camión. A partir de nuestras luchas para estar incluidos en un programa de Gobierno, se cortó la coima. Los muchachos de la Federal por eso, y puede que por otros motivos, están nerviosos. Eso no es todo. Acá los cartoneros mostraron solidaridad con un carrero”, explicó Grabois.
El tercer episodio de violencia los alertó. Esta vez en el desalojo del centro cultural de Almagro el 12 de agosto, la represión y las detenciones estuvieron a cargo del comisario Guillermo Sodini, que dirige tres comisarías: 7ª, 8ª y 9ª. Esa noche, la ley de la Federal, que aplicó Sodini (también ex comisario de la 38ª del Bajo Flores), y la avanzada judicial con el fiscal Walter López se mostraron más crueles que antes. Más de 20 militantes, entre ellos docentes y los principales dirigentes del MTE y La Alameda, quedaron encerrados desde las 23.30 hasta las 8.30 del otro día. Sobre Av. Medrano el operativo contó con 100 policías, infantería y grupos especiales.
El abogado Rodolfo Yanzón, defensor de los militantes acusados, relató a este medio que “hubo amenazas de agresión de los policías cuando se salía pacíficamente del centro cultural. Además, creemos que el procedimiento fue ilegal. Por un lado, el fiscal Walter López interviene en Almagro cuando está destinado a la zona sur, y encima el expediente recién llega a verlo, él mismo lo reconoce, dos días después. Estos datos, y que el supuesto dueño construyó una pared en la puerta del centro cultural, son suficientes para pedir la nulidad de la causa”. 
La Alameda y el MTE volvieron a denunciar. El lunes 31 de Agosto, frente a la plaza Miserere, junto a familiares de las víctimas de Cromañón y vecinos de Once, escracharon Textirama, el nuevo emprendimiento textil de Rafael Levy, dueño del boliche incendiado que se levantaba a metros de donde ocurrió la tragedia.

9) El problema de la identidad:

El tema de la problemática de la identidad está muy unido y arraigado en toda América Latina y es tal vez uno de los conflictos individuales y sociales más difíciles y dolorosos de resolver. Pero… ¿qué es la identidad? Según define la Gran Enciclopedia Universal Espasa Calpe: Hecho de ser una persona o cosa la misma que se supone o se busca.
La historia de América Latina, y su suerte, está ligada y atada por lazos sanguíneos difíciles de explicar, tal vez desde antes de la época de la colonia. Pero en nuestra hipótesis de trabajo entendemos que es durante la colonización cuando nace en toda Latinoamérica la gran problemática de la identidad. Toda nuestra civilización originaria fue diezmada y nuestros pueblos aborígenes y su cultura fueron borrados de la memoria y de la identidad de nuestra sociedad.
Como afirma Eduardo Galeano en su libro “Las Venas Abiertas de América Latina”: “Un puñado de caballeros, doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados para el ataque diezmaron a los indios… Pero algunos teólogos protestaron y la esclavización de los indios fue formalmente prohibida al nacer el siglo XVI. En realidad no fue prohibida sino bendita: antes de cada entrada militar los capitanes de la conquista debían leer a los indios, ante escribano público, un extenso y retórico Requerimiento que los exhortaba a convertirse a la fe católica: “Si no lo hiciereis, o en ello dilación maliciosa pusiereis, certíficoos que con la ayuda de Dios yo entraré poderosamente contra vosotros y vos haré guerra por todas partes y manera que yo pudiere, y os sujetaré al yugo y obediencia de la Iglesia y de su Majestad y tomaré vuestras mujeres e hijos y los haré esclavos, y como tales los venderé, y dispondré de ellos como su Majestad mandare, y os tomaré vuestros bienes y os haré todos los males y daños que pudiere…”  
Efectuando un paralelismo con el tema que nos compete, cuya hipótesis creemos siempre sustentada, paradigmáticamente, en viles intereses económicos y de cuestiones de poder, Galeano afirma: “Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traicionadas a lo largo de la torturada historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos y engendrados por las contradicciones del pasado. La historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales de despojo, aparecen los conquistadores en las carabelas, y cerca los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Monetario Internacional, los dividendos de los traficantes esclavos y las ganancias de General Motors. También los héroes derrotados y las revoluciones de nuestros días, las infamias y esperanzas muertas y resurrectas…”
La historia no se repite porque las personas y las situaciones son diferentes, pero a veces pareciera que se ríe de nosotros. Como si por momentos una carcajada de historia tratara de que nos despertemos de un sueño profundo en el que nos sumimos como humanidad.
Es curioso notar como la historia de América Latina toda esta entrelazada y busca en conjunto su identidad desde todos los aspectos y manifestaciones posibles, dando tal vez sus expresiones más ocurrentes desde el arte. Como se han sucedido procesos en paralelo en los diversos países de Latinoamérica: democracias, golpes de estado, invasión de capitales extranjeros, nacionalizaciones, privatizaciones, dictaduras.
En nuestro país el daño que dejó el Proceso de Reorganización Nacional en el tejido estructural individual y colectivo es muy grande. Es nuestra obligación como seres humanos y sociales hacer todo lo posible por reconstruir ese tejido, por sanar las heridas, por recuperar la memoria, por construir nuestra identidad.
Muchos gobiernos pasaron y hubo muchísimas transformaciones sociales. Antes y después de la última dictadura militar. Pero siempre está presente la problemática de la identidad. La aparición de grupos sociales marginales como los cartoneros con su eterna pregunta: ¿Quién soy? Y ¿Por qué estoy acá? Recuperando entre residuos la cuestión de la identidad, como afirma Eduardo Anguita en su libro “Cartoneros”. Su organización en cooperativas como describe Verónica Paiva en su libro “Cartoneros y cooperativas de recuperadores”, donde personas con una problemática social similar se agrupan buscando una identificación que las une.
A consecuencia de los múltiples cambios estructurales, políticos y económicos, y las profundas transformaciones sociales como el surgimiento de las villas miseria, y su consecuente persecución durante la última dictadura militar argentina, no es tampoco un tema menor. La política de erradicación de las villas de emergencia, muchas de las cuales como vimos son habitadas por cartoneros, ha sido sistemáticamente denunciada por múltiples autores. Tal es el caso de Eduardo Blaustein en su libro “Prohibido Vivir Aquí”, donde denuncia que hubo sangre y hubo fuego: “Hacia fines de 1980, las autoridades mostraban como uno de sus mayores éxitos de gestión y de imagen otras estadísticas que mostraban que la población villera se había reducido a poco más de 25 mil personas. Pasaron los años y quedó demostrado que los "éxitos" de la política erradicadora - diseñada primero en mesas de arena y llevada a cabo entre gases lacrimógenos, con camiones de basura y tanquetas - serían más que relativos. Hoy la población villera porteña ronda las 130 mil personas”.
El llamado fenómeno cartonero data de unas pocas décadas. Pero esconde nuevamente el eterno y enorme problema de la búsqueda de la identidad, en gente que lo ha perdido todo. Un ser humano solo y desprotegido, abandonado a su suerte, que no puede establecer sus raíces, que es injertado diversos contextos geográficos conforme las políticas del momento, con su seno familiar a cuestas, casi dentro del mismo carro de cartones. Se construye con una identidad diferente. La identidad y la memoria están íntimamente ligadas porque la memoria construye identidad. Por eso en una persona cuya memoria corresponde a vivencias y lazos afectivos como parte de una familia que no sabe si es la suya, ni donde vive, ni quién es, ni hacia dónde va, la identidad que puede construir este ser humano se ve afectada y distorsionada. Cuando alguien conoce y entiende sus orígenes y su identidad, que es un derecho humano universal, puede entrar en contacto con su verdad, conocerse y conocer al otro desde una nueva perspectiva. Puede reconstruir su identidad aunque también puede no aceptar hacerlo. Es muy difícil para cualquier persona plantearse toda su vida, es decir, ¿quién es uno? Uno se ve a sí mismo en sus padres, en sus hermanos, en toda su familia y su historia, uno se encuentra y se reconoce. Pero si cada día esa familia cambia, va y viene, la tenemos cerca y lejos, se desmiembra, se fracciona, se pierden integrantes, parece esfumarse con la noche y tratar de resurgir con el día. ¿Cómo hacer para construir toda nuestra visión e imagen de nosotros mismos y nuestros seres queridos desde esta perspectiva?
Haciendo un paralelismo audaz y arriesgado, podemos suponer que es una problemática ligada en algún punto a los desaparecidos durante la última dictadura militar en Argentina. El desprecio, el desarraigo, el olvido, la indiferencia. Todas víctimas de la misma hipocresía humana y social. En ambos casos familias segregadas, separadas por la fuerza bruta y militar, policial, geográfica, circunstancial, pero separadas al fin. En ambos casos también existe el planteo de conocer a alguien a quien en realidad no se conoce, al familiar perdido pero no olvidado. Imaginarlo, tratar de adivinar su rostro, sus gustos, su forma de ser, si se parece o no a tal o cual de la familia, si se parece a mí. Preguntarse: Si querrá conocerme, si me aceptará.
Tanto es la entraña misma de los lazos afectivos individuales, familiares, sociales y culturales en la trama de la memoria y de la identidad que resulta imprescindible conocerlo para conocernos a nosotros mismos, a nuestra historia, a nuestros orígenes, y reconocernos en el otro tanto por lo próximo como por lo distante.
En este desmembramiento y desmantelamiento delictivo y malicioso, la última dictadura militar de nuestro país fue obra y parte responsable.  Pero no menos responsables fueron las políticas neoliberales posteriores, que abrieron aún más la brecha de la exclusión social y las diferencias entre clases trabajadoras.
Los conflictos y fragmentaciones individuales humanos y familiares, y por ende social, originado por la expropiación infantil, los fusilamientos y las desapariciones de personas, las mentiras, los ocultamientos, la impunidad y la falta de esclarecimiento de los hechos, causadas por los abusos cometidos durante la última dictadura militar en la Argentina, aún continúan vigentes y abarcan en gran medida a las clases bajas.
Al fragmentar a las familias, a los lazos, a la memoria y a la identidad de las personas, la Junta Militar fragmentó también a la sociedad entera. Los conflictos individuales y colectivos que se generaron desde las historias truncadas por el miedo a preguntar, a saber, a desafiar, a conocer, siguen sin subsanarse. El desmembramiento individual y por ende también social, fue efectuado con saña y malicia, buscando toda forma posible de que no se sepa dónde, cuándo y cómo se provocó la desaparición de casi 9 mil argentinos, más la desaparición, o mejor dicho la sustracción de bebés y niños, más la separación de las familias y las políticas de cruentas de erradicación de villas, a las que ya hemos referido.
El denominado Proceso de Reorganización Nacional iniciado en 1976, no fue más que un proceso en el cual se pretendió destruir a todo lo distinto, a la diversidad, a la individualidad, a la libertad de expresión y pensamiento, a la memoria y en último fin a la identidad genuina, en busca de una identidad única y uniforme impuesta desde el horror y el terror, y sólo comprendida por unos pocos desde los más asquerosos intereses financieros y usureros.
No podemos darnos el lujo de no recordar, de no pensar nuestra historia y dejar de analizar y desmenuzar lo sucedido, de perder la memoria, de callar, de dejar de buscar nuestra identidad, o simplemente de dejar de buscar...
Como dice la proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz del 16 de Julio de 1809: “…Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez…”


10) Relación del trabajo con los textos de la materia:

Como parte del desafío de hacer este trabajo se nos presenta la idea de poder relacionar diversas aristas de este trabajo con los distintos textos que estudiamos en el primer cuatrimestre de la materia.
En primer lugar podemos afirmar como Eduard Carr que comprobamos que no hay verdad histórica objetiva. En nuestro recorrido por estudiar el fenómeno cartonero nos hemos encontrado con diversos puntos de vista y personas: cartoneros, cooperativas, asociaciones, historiadores, políticos, empresarios. Comprobamos que efectivamente no es posible para nosotros efectuar una separación entre sujeto que estudia y objeto de estudio, tal como sostenía Carr, porque en el caso de nuestra investigación nos involucramos con nuestro objeto de estudio. Nos encontramos con personas igual que nosotros, con problemáticas sociales y familiares similares a las nuestras, con muchas de las cuales nos sentimos identificados. En este contexto volver objetiva nuestra investigación fue una tarea imposible.
También nos encontramos con la tarea de clasificar, ordenar y valorar los documentos, testimonios, documentales, bibliografía que nos encontramos para poder trabajar. En este aspecto tuvimos que quedarnos con el material que seleccionamos y descartar otro tanto, pero hasta que no entramos en contacto con el material no pudimos hacer esta selección. Tal como lo afirmó Carr: los documentos no son historia en sí mismos y el historiador debe valorar para saber qué es lo que merece ser recogido.
Nuestra función en esta investigación fue definitivamente hacer historia, pensar la historia. Leímos, analizamos y reprodujimos en nuestras mentes los acontecimientos del pasado que investigamos, interpretándolos y valorándolos.
Tenemos que reconocer también que el hecho histórico que seleccionamos nos resulta contemporáneo, facilitando así la tarea de la lectura, del uso del lenguaje y la comprensión de los sucesos descriptos porque muchos de ellos los hemos vivido nosotros mismos.
La tarea desarrollada cumplió las dos fases que menciona Carr: Primero la selección, la lectura de fuentes y recolección de datos. Segundo escribir todo el trabajo organizando el material, dándole forma. Usamos para ello la línea de tiempo direccional, tal como Carr describe, para ordenar los hechos del pasado.
Tal como afirma Lucien Fevre la actividad nos implicó hacer visitas a cartoneros, acopiadores, depósitos, editoriales, llamadas telefónicas, acudir a compañeros y amigos de las carreras de sociología de la UBA y sus trabajos, comunicarnos con la editorial Prometeo para buscar bibliografía del tema seleccionado, etc. Conocimos que en la UBA, dentro de sociología se dictan materias como Cooperativismo, autogestión y mutualismo y pudimos acceder a su parcial domiciliario para poder obtener importantes datos para nuestra investigación. También acceder a un programa de la UBA referido al Cambio Estructural y Desigualdad Social que funciona en el centro de investigación “Gino Germani”, en calle Uriburu 950, piso 6, para poder obtener datos y documentos. También pudimos acceder a alumnos de la cátedra “Condiciones de Medio Ambiente y Trabajo” de la Carrera de Relaciones Laborales de la UBA, quienes nos facilitaron interesante bibliografía. Tal como estudiamos en la bibliografía de Lucien Fevre el trabajo del historiador es sin lugar a dudas inter disciplinario. Además pudimos conseguir articular a la historia con la vida cotidiana, con hechos que nos despertaron inquietudes de saber, preguntar y conocer. Es decir pudimos observar que tal como sostenía Fevre la historia es reconstruir el pasado partiendo desde el NO conformismo de un hecho presente.
Por su parte tal como afirmaba Marc Bloch, las causas en la historia no se postulan sino se buscan. Si bien partimos de la idea de que el surgimiento de nuestro hecho histórico fue puntualmente la crisis económica generada desde las políticas neoliberales de la década del 90´, pudimos con nuestra investigación dejar de lado ese juicio a priori y analizar todo el contexto tanto económico como social, en Argentina y el mundo. Así nos dimos cuenta de lo cierto que es la afirmación de Bloch de que los fragmentos no dan el conjunto y que los hechos históricos son muy complejos, abarcan diversas aristas y deben ser vistos desde una concepción global.
Con referencia al texto de Bendetto Croce, pudimos corroborar su aseveración sobre los dos componentes de la historia como obra del pensamiento de los hechos: Primero el componente teórico: recrear el pasado con el pensamiento desde hoy. Hacer filosofía, pensar la historia. Segundo el componente práctico: investigar el pasado por un hecho del presente: hay cartoneros en la ciudad. Si suponemos, de acuerdo a la teoría de la re vivencia de Simmel que utiliza Croce, que toda la historia de la humanidad está en nosotros mismos, es necesario que hagamos esta re vivencia histórica de los hechos que investigamos, por la propia necesidad que tenemos de re sentir el pasado y presente que vive en nosotros mismos.
Pudimos claramente interpretar y sentir durante el proceso los tres momentos que define Croce: 1) Inquietud: ¿Por qué hay cartoneros? ¿De dónde salieron? ¿Cuál es su problemática? ¿Cuál es su futuro? ¿Cómo se organizan? ¿Cómo sobreviven? 2) Pensamiento: Investigar, preguntar, seleccionar, elaborar, leer. 3) Voluntad: resolver y conocer las preguntas a nuestros interrogantes.
También pudimos sentir, en coincidencia con la lectura de Croce, la incorporación de la pasión como elemento fundamental para el trabajo. Y estas cuatro formas del espíritu de la pasión que describe: dos teóricas (arte y filosofía) perfectamente articuladas en nuestro trabajo y las dos partes esenciales del mismo; y dos prácticas (moral y económica) totalmente relacionadas con nuestro hecho histórico y la investigación misma. Pudimos sentir la creación de la historiografía con la pasión, la intuición, la expresión y la extrinsecación, queriendo dar a conocer nuestro trabajo final.
Relacionando nuestra investigación con los textos de Cassani y Pérez Amuchastegui tuvimos que buscar para cada problema planteado en el trabajo, un método adecuado y así pudimos practicar gnoseología, es decir buscar los fundamentos de los procedimientos para alcanzar el conocimiento. ¿Cómo debemos proceder para conocer este suceso? ¿Por qué? ¿Qué debo hacer? Como respuesta a estos interrogantes que se nos plantearon tuvimos que formular perceptivas metodológicas, es decir procedimientos o recetas para llevar a cabo la investigación. Aplicando estas premisas pudimos desarrollar la investigación manteniendo el pensamiento crítico, acercándonos por momentos casi al género literario policial.
Tal como sostienen estos autores, comprobamos que el hecho histórico humano que investigamos representó el éxito o el fracaso de un proyecto. Pudimos estudiar el hecho, que constituye la mitad de la realidad, el acontecimiento, lo palpable. También pudimos vislumbrar el proyecto, lo interno, el pensamiento agente y, en nuestro hecho histórico, su éxito o fracaso dependiendo de la perspectiva que se mire. Desde la nuestra, un fracaso de una transformación política, económica y social, que debió ser más inclusiva y buscar la preservación de la humanidad por sobre cualquier interés de índole personal. Pero como sostienen los autores de los apuntes estudiados: Todo hecho histórico es en sí mismo irreversible, la historia es lo que fue y no lo que debería haber sido.
No obstante como sostiene Paul Ricard la tarea de hoy es comprender, penetrar en que hicimos y sufrimos, y salir del discurso del crimen y la culpa. Puede ser verdad que la historia se nos presente como un cementerio de promesas incumplidas, como sostiene Ricard, pero como también afirma: La promesa es que la historia no se repetirá.
Nuestro hecho histórico investigado es de un pasado actual, un hecho reciente. Según el texto de Marina Franco y Florencia Levin lo específico de esta historia se define a partir de cuestiones subjetivas y cambiantes, por las cuales interpelamos a nuestra sociedad transformando hechos y procesos del pasado en problemas presentes. También es cierto que como afirman las autoras, esto se deba a un cuestionamiento de los modelos y a relativizar las certezas, poner en duda, repensar la importancia de los actores sociales, observar y experimentar. En resumen, dar más participación a lo subjetivo. Este espacio que le concede un lugar privilegiado a los actores directos y valoriza el testimonio, tal como afirma Beatriz Sarlo, un “giro subjetivo”. Se trabaja con la historia oral.
Pero sin duda que la historia está relacionada, por oposición o complemento de acuerdo al autor, con la memoria. Esta a su vez como ya mencionamos en el punto 8, se liga íntimamente con la identidad. Pero sin dudas memoria e historia son dos formas de representación del pasado. Dentro de estas también son de considerable importancia la historia colectiva, memoria colectiva y la identidad colectiva.
Sin dudas en el estudio de la historia reciente y la historia oral, el testimonio tiene suma importancia en la reconstrucción de procesos pasados. Pero el uso del testimonio, según afirman las autoras, debe ser de carácter instrumental. Ahora bien, como sostienen las autoras, el estudio de esta historia reciente ubica al historiador en un rol cívico y político, por su trabajo de pensar críticamente el pasado cercano.


11) Conclusiones:

Hacer este trabajo nos fue de muchísima utilidad. Ciertamente no sabemos si por coordinación o casualidad los dos tipos de Historia que estudiamos en ISER hasta ahora fueron “poco convencionales” con la Historia que cualquiera de nosotros estaba habituado a estudiar.
Tal vez por esto nos interesó más desarrollar la temática. Es muy interesante descubrir cómo es el trabajo de los historiadores y en qué consiste la historiografía.  Hacer este trabajo fue como romper con los mitos de que el estudio de la Historia es algo abstracto, aburrido, lejano y encerrado. Es como sacar a la Historia de la vidriera y ponerla al alcance de todos. Traerla a lo cotidiano. Hacerla más real.
Nunca nos hubiéramos imaginado que la Historia se podía hacer de esta manera, de hecho casi nunca nos habíamos preguntado antes cómo se escribía o se estudiaba la Historia.
La mayoría de nosotros sólo habíamos accedido a libros de Historia del secundario y lo mismo de siempre: Grecia y Roma, Europa, Renacimiento, Barroco, Edad Moderna, Historia Argentina y todo esto hasta por ahí nomás, agarrado un poco con alfileres, tratando de memorizar fechas y nombres.
El desafío de esta materia de la forma en que fue desarrollado los dos primeros años de la carrera fue distinto. Ya sin importar fechas y nombres, tratando de interpretar y conocer la Historia desde otra arista, nos resultó sumamente interesante.
12) Guía de Entrevistas:

• Magtara Feres pobladora de la Villa 31- EXITOSA: PERSONAL - 05/10/09.
• Cartonero Juan Cymes, vecino de la villa 31-
EXISTOSA: PERSONAL – 05/10/09.
• Maxi Pérez (29 años), vecino del asentamiento de Pampa y las vías en Barrancas del Belgrano – EXITOSA: PERSONAL – 11/10/09.
• Gustavo Gago, vocero de TBA – EXITOSA: TELEFÓNICA – 30/10/09.
• Juan Carlos Moreno (38 años), vecino del asentamiento de General Paz y Cabildo – EXITOSA: PERSONAL – 18/10/09.
• María Victoria Martín, una vecina de un edificio sobre avenida Cabildo – EXITOSA: PERSONAL – 18/10/09.
• Lalo Paret, de Cooperativa Tren Blanco de José León Suárez 15-5715-9952 – EXITOSA: TELEFÓNICA - ME COMUNICÓ CON SRA. MIRTA – 20/10/09.
• Noni Flores delegada del Tren Blanco por la línea Mitre de JL Suárez.
15-6203- 2774 – NO EXITOSA.
• Cooperativa El Tren Blanco: Sr. Nahuel: Email: nahuel1@argentina.com. Tel: 4722-2864 – NO EXITOSA.
• El Vasco, cooperativa Etilplast: Av. Benavidez 3326  
(entrada por José León Suárez 20) - Tigre - Pcia. de Buenos Aires.
Tel: 03327-483938 Fax: 03327-457737 Cel.: 156-095-5098. http://www.etilplast.com.ar/ - EXITOSA: TELEFÓNICA – 24/10/09.
• Gustavo Vera de Cooperativa La Alameda, Barrio Parque Avellaneda.
Directorio 3715, lunes a sábados de 10 a 18 hs. Teléfono: 4115-5071. http://laalameda.wordpress.com – EXITOSA: TELEFÓNICA – 03/11/09.
• Juan Grabois. Movimiento Trabajadores Excluidos. 15-6384-3877. movtraex@yahoo.com.ar – EXITOSA: TELEFÓNICA – 04/11/09.
• Sergio Sánchez. Movimiento Trabajadores Excluidos –
EXITOSA: TELEFÓNICA – 05/11/09.
• Paola Coyar. Movimiento Trabajadores Excluidos –
EXITOSA: TELEFÓNICA – 05/11/09.


13) Fuentes y Bibliografía:

“Cartoneros y Cooperativas de Recuperadores. Una mirada sobre la recolección informal” Autor: Verónica Paiva - Editorial: Prometeo.

“Cartoneros” – Autor: Eduardo Anguita – Editorial: Norma.

“Los Sectores Populares Urbanos como Sujetos Históricos” – Autor: Luis Alberto Romero - Localización: Ultima década, ISSN 0717-4691, Nº. 7, 1997

“Prohibido Vivir Aquí” – Autor: Eduardo Blaustein – Editorial: Punto de Encuentro.

“Gran Enciclopedia Universal” Espasa Calpe.

“Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano. Editorial: Catálogos.

“Breve Historia de la Argentina” de José Luis Romero. Editorial: Tierra Firme.

"Desocupación, identidad y salud" autores Vicente Galli y Ricardó Malfé. Editorial: UNICEF/LOSADA.

http://www.lanacion.com.ar/03/01/25/do_468756.asp: La Nación: 25/01/2003: Pág. 19

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